3.8.08
Luis Jiménez Damas. Parque Arístides Rojas
Ubicación: Av. Andres Bello co la Av. Principal de Mariperez, Municipio Libertador, Caracas, Venezuela
Año de Construcción: 1961-1963
Artículo extraído de la Revista Integral #
I.—En cierta ocasión me decía un amigo, hombre común: “ Caracas está dominada por el Ávila ” . Razón tenía. Cuatro siglos de Historia han demostrado la veracidad de su sentencia.
El pico avileño atrajo la atención de Garci González de Silva en los primeros cincuenta años de vida de la ciudad. Humboldt lo recordaba en sus cartas cuando en la India realizaba trabajos por encargo de la Corona Británica y su mole se hizo presente en la prosa y el verso de los venezolanos del ochocientos. Sólo en nuestros días los caraqueños han mirado con indiferencia su silueta y el Ávila ni ha sido tomado en cuenta por quienes han tenido a su encargo la organización del Paisaje Caraqueño. “ Tecnicismo Moderno ” y “ Progreso ” no son justificativos por cuanto en nada los interfiere.
II. —Al parque “ Arístides Rojas ” se le pretendió hacer surgir en función de la serranía que le sirve de marco. Las ondulaciones, a veces violentas, que continuaban la línea de la montaña, fueron respetadas; se evitó en lo posible la intervención de elementos mecánicos modificadores de la topografía y ante el temor de destruir surgió el conformismo de no entorpecer. No privó, de manera general, otro criterio.
Quien disponga de tiempo para recorrer la calzada que da hacia la Avenida Andrés Bello y contemplar el panorama, con su cerro, sus edificios y su parque, tienen autoridad moral suficiente para erigirse en juez y manifestarse en relación a la honestidad con que fue seguido ese criterio.
III. —Se puede ingresar por la Avenida Andrés Bello, a través de una estructura de concreto dispuesta en planos ortogonales, tratados con relativa transparencia para no perder contacto con el conjunto, y que conducirán a una plazoleta circular de la cual parten veredas, que, al adosarse a la ladera, se diluyen en la extensión del terreno; o bien, si se camina por la avenida que lo limita por el oeste, y que sube en sentido sur-norte, senderos de cemento y piedra de mar llevarán a otra plazoleta unida a la anterior por medio de la red de veredas. Desde ambos vestíbulos se divisará una edificación de techos quebrados con prominencias en los costados (se pensó fuera una cafetería) ubicada con bastante aproximación en el centro del parque y sobre una colina desde la cual se divisará, hacia el sur, a los automóviles surcar la avenida, y abajo, en la hondonada, formas e instrumentos para practicar deportes.
Hubo un poco de capricho al situar estos elementos, a pesar de que fueros los diferentes planos del sitio los que determinaron su ubicación; en efecto, se disponía de un terreno en esquina (calles al sur y al oeste) que subía en dirección norte, dando la impresión de ser una estribación de la montaña; por el oeste el lecho de una quebrada seca conformaba una alargada hondonada plana, orientada de norte a sur, muy por debajo del nivel de la calle.
Para las zonas menos activas se eligieron las suaves pendientes a nivel de las avenidas, espacios de vegetación fueron previstos para la protección del tráfico motorizado, y en la esquina, en el ángulo sur-oeste, un amplio espacio verde sin mayor uso aparente, tendrá razón de ser cuando nos agobien las altas densidades previstas para el sector.
La zona de niños queda al norte con acceso por la plazoleta de entrada oeste y por una calle ciega construida para servir al parque y que lo limita al norte. En su tratamiento se siguió el ya tradicional criterio de despertar la imaginación del niño.
Abajo, en la hondonada, lo más activo: el deporte.
IV. —Hubo problemas. Los de índole administrativa que afectaron a la “ División de Obras Especiales ” del M.O.P, oficina a cuyo cargo estuvo la realización de la obra. Por otra parte, la improvisación llegó también a adquirir magnitud de problema, e igualmente lo fueron la falta de: personal de asesoramiento, de técnicos en ramas afines y hasta de fe, por parte de ejecutivos y ejecutantes, en la obra realizada. Pero no son éstos los únicos y principales responsables de los desaciertos, no hay que olvidar que es actualísima tendencia concebir al arquitecto como el coordinador de una serie de personas que concurren e la ejecución de una obra y, si en el caso que nos concierne: un parque, no marchan juntos entre otras cosas, puesto que fueron realizados por diferentes personas, la concepción de los espacios y la distribución de la forma arbolada y de jardinería, que son las que en parte conforman y dan fuerza a los primeros, hay que dudar de los resultados. Una obra, como ésta, surgida de una espontaneidad no encauzada, tenía que resultar ingenua y vacua.
Frente a los pocos éxitos en “ contenido ” , surgen algunos logros en el “ continente ” . El o haber entorpecido el paisaje de fondo y el haber recapturado y humanizado un rincón de la ciudad destruido por el tráfico de un vía de circulación intensa lo atestiguan.
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